He vuelto a tener esa horrible pesadilla. Es un lugar tranquilo. No hay nadie. Sólo silencio. No tiene nada de poético. Todo es aterrador. Mi corazón palpita con fuerza. Me detengo. Me falta el aire. Es entonces cuando lo oigo. Es un susurro. Una voz de mujer que únicamente dice “por favor”. Una y otra vez. No deja de repetirlo. A mi alrededor no hay nadie. Estoy solo. Es como si la voz saliese del suelo, la noto bajo mis pies. ¡Joder! No creo en el infierno, pero estoy seguro que si existiera, esa puerta conduciría directamente hasta sus mismísimas entrañas.